Por Iliana Balderas, especialista en Recursos Humanos
La resiliencia es la capacidad de reponerse a los acontecimientos inesperados que nos sacan de balance, por ejemplo, pensemos en el día que perdimos el trabajo porque la empresa está en números rojos, o bien pensemos cuando la relación con algún compañero es tensa y conflictiva o en cualquier situación personal que nos quite la concentración y haga que nuestro desempeño disminuya.
El concepto de resiliencia se toma de la física, en la que se dice que un material es resiliente cuando es sometido a una fuerza que lo deforma o estresa por algún tiempo, pero que después de que es liberado de esa situación, regresa a su forma original.
Las personas sin duda, contamos con esta capacidad y no siempre es fácil reconocerla en uno mismo, sucede sin ser un acto consiente. Se vuelve evidente al “voltear” atrás en nuestras vidas y ver el camino recorrido: “Subestimanos nuestra capacidad para sobreponernos a la adversidad” (Lyubomirsky, 2013).
Ahora bien, hay una precisión que hacer, porque podemos hablar de la resiliencia ante situaciones traumáticas o trágicas de las cuales se logra sobrevivir y sobreponer, y de las situaciones de reto en el día a día de las cuales nos reponemos y aprendemos.
La resiliencia está presente en los seres humanos y se puede desarrollar ¿Cómo es esto posible? Lo que pasa es que nuestro cerebro se renueva continuamente con nuestras experiencias, manteniendo un pensamiento positivo, no en el sentido falso motivacional del “¡sí se puede!”, sino en la certeza de que es una oportunidad de cambio, de crecimiento. ¡Es real! De las situaciones difíciles se aprende más, recuerda esto sobre todo cuando vas a entrevistas de trabajo porque lo que “vende” son las historias de éxito y cómo se han logrado capitalizar las situaciones difíciles.
Las creencias que se relacionan con un pensamiento resiliente son:
Creer que se tiene control sobre el futuro, es decir, que se pueden influenciar los resultados de los eventos, es un estado de optimismo.
Creer que lo que se hace es importante, por eso voy a solucionarlo eficazmente, tiene ese nivel de compromiso.
Creer que los eventos estresantes son retos a vencer, no una amenaza.
Ann Masten dice en su artículo “Mágia Ordinaria”, que la resiliencia proviene de recursos con los que cuenta la mayoría de las personas: sus cerebros y mentes, sus familias y comunidades.
Retomando el concepto de resiliencia en la física, hay un ejemplo muy claro de un material que es muy común en la casa, se trata de la esponja, no importa a qué fuerza se someta, después de utilizarla, regresa a su forma original.
Así que la próxima vez que pienses que no lograrás superar una prueba, ve a la cocina o a la regadera y busca la esponja de los trastes o de baño porque la buena noticia es que todos somos resilientes, todos somos esponjas.