por Estrella Vázquez Carolina Cortés, especialistas en Recursos Humanos (Consultoría Factor RH)
La marca personal es algo muy fácil de distinguir. Así como las marcas comerciales quieren que nos acordemos de ellas, nosotros también podemos tener un estilo del cómo queremos que nos recuerden. Es decir, debemos reconocer qué tenemos y qué no tienen los demás, y así cuando emigremos a un nuevo lugar se quede una marca visible, de nosotros, para los demás.
Un ejemplo sobre marca personal es Steve Jobs, que no lo recordamos sólo por ser el creador de Apple, sino también por su forma original de hacer las cosas. Sabemos que tenía un estilo diferente de vestir, de hablar e incluso sus reuniones de trabajo, las cuales las hacía caminando porque decía que las personas pensaban más y tenían ideas más creativas mientras hacían ejercicio. Todo es tan extraño que hace que se quede en nuestras mentes. Sin duda alguna, él creo una marca personal.
Lo que tenemos que hacer para autoconocernos, es realizar un análisis profundo para saber qué podemos dejar de nosotros en los demás. Un buen ejercicio podría ser el hacer una autobiografía en la que cuentes tus experiencias más divertidas, logros, conocimientos y así ir detectando qué te hace único, original y líder en lo que haces.
Una vez que hayas identificado cuáles son tus valores agregados, puedes crear un perfil de LinkedIn o Facebook sin descuidar la propuesta de valor que le puedes dar al mercado laboral. Evita poner dos nombres y dos apellidos ya que será más difícil que la gente te recuerde.
Otra práctica para dejar tu marca personal es generar tu personal pitch, es decir, que tengas un minuto para explicar cómo puedes sobresalir ante los demás y así te puedas presentar ante tu red de contactos.