Por Belén Moreno, comunicóloga
Un líder no solo es aquel que tiene un conocimiento o experiencia determinada, y que además es capaz de influir en otros. Es aquel que tiene coherencia e imparcialidad, predica con el ejemplo actuando con integridad, conoce los objetivos y necesidades de la organización y departamento al que pertenece.
Los líderes son personas proactivas que saben motivarse y motivar a los demás, son buenos comunicadores y excelentes oyentes, suelen ser flexibles y abiertos a nuevas ideas; y sin duda, conocen la importancia de crear un buen ambiente de trabajo donde se cultive la cooperación y la colaboración entre los miembros del equipo.
Pero ¿cómo lograr ser un buen líder?
Mario Escobar, Socio Fundador y Director General de Human Key Consulting compartió para la revista RH, que una vez que las personas son ascendidas a un cargo de liderazgo con mayor jerarquía, también inician un proceso de cambios personales donde se pueden notar tres etapas antes de lograr la madurez de gestión, tales como son:
1.- Sindrome de la corona
- El ejecutivo como debe actuar ante los demás y encuentra dificultad para comunicarse asertivamente, lucha internamente con la persona que ha sido hasta ese momento y la persona que cree que debería ser, a partir de que tiene un cargo gerencial o directivo. La autoestima y la identidad normalmente sacan a delante a la mayoría.
2.- Pago de facturas
- El ejecutivo empieza a tomar conciencia del impacto de su gestión y su visión comienza a ser global, sabe que cada acción tendrá un impacto para él, su aérea o la organización. Se siente en la mira de su equipo y de otros líderes, por lo que trata de evitar decisiones que puedan dañar su imagen o poner en riesgo la posición lograda. Las virtudes de fortaleza y templanza jugarán un papel crucial.
3.- Rebote
- Los ejecutivos desean librarse de la angustia de las dos etapas anteriores y se ponen a prueba con actitudes más audaces.
- Analizan y evalúan la respuesta de los demás mostrándose extremos, a veces impositivos y otras condescendientes.
Algunos ejecutivos pueden estacionarse en el “Rebote” por más tiempo, lo que dependerá de su drive interno, su personalidad y su carácter. L a voluntad y la conciencia se forjan con las virtudes de la prudencia y la justicia. Como toda batalla de conquista, algunos líderes quedan carados en el intento, haciéndose necesaria la ayuda externa para caminar hacia la madurez de gestión. Sin embargo, no debemos olvidar que no hay líder perfecto, sólo perfectibles; nosotros creemos que cuanto más alto subimos, las respuestas se esconden más dentro de nosotros…
Como dijo Wayne Dyer: “El cielo es el límite”.
Entonces, si bien es cierto que la experiencia es importante, también lo es identificar las fortalezas, oportunidades y virtudes que caracterizan en perfil del líder, pues su visión impactará en la formación de su equipo y en el estilo de su organización.
Es así, que identificar un buen líder de uno malo es de vital importancia, ya que en éste dependerá la estabilidad y productividad de su equipo, en un artículo de la revista digital Entreprenur nos enlista brevemente cuatro señales de que no estás haciendo bien tu labor de líder, las cuales son:
1-. Haces promesas vacias
- Prometer cosas que en el fondo sabes que no vas a cumplir no es una buena manera de motivar a tu equipo, sino todo lo contrario.
- Los líderes que hacen esto, pueden ser manipuladores y tienen como rehenes las metas y aspiraciones de sus seguidores, forzándoles de una manera deshonesta a trabajar mejor.
2.- Fracasas en dar seguimiento
- Dar seguimiento es algo esencial ya que te permite mantenerte confiable y consecuente. Dejar las cosas al aire sólo reflejarán el poco compromiso e interés que tienes con tu equipo.
3.- Le temes a la confrontación
- Temerles a las situaciones difíciles no sólo te hará ver débil, sino que puede agrandar el conflicto.
- Por lo contrario, dar la cara a las complicaciones y buscar soluciones que disuelvan la situación adversa es tarea de un buen líder
4.- No te haces responsable
- Si eres un líder que evita los conflictos, mucho menos te agradará hacerte responsable de ellos, pero recuerda que los grandes líderes aceptan la responsabilidad por lo que dicen y hacen. Son constantes y trabajan en coordinación con su equipo para la solución de problemas, reconocen sus fallas, y más allá que disculparse, ponen manos a la obra en la construcción de soluciones.
Para contemplementar todo lo que vimos en este artículo, te compartimos estos 3 libros que Bob Sutton, reconocido profesor de ciencias de la administración e ingeniería en la Universidad Stanford, recomienda en la revista Fobres México.
- Liderar equipos (Leading Teams) – J. Richard Hackman. Sutton comenta al respecto: «Si lo que quiere es saber cómo funcionan en realidad los equipos y qué es lo que en realidad se necesita para construir, sostener y guiarlos de parte de un hombre que estuvo inmerso en el problema como investigador, entrenador, consultante y diseñador por más de 40 años, éste es el libro para usted.”
- Colaboración (Collaboration) – Morten Hansen. Sutton leyó este libro tres veces opina que es por mucho el mejor libro que se haya escrito hasta ahora acerca de lo que se requiere para construir una organización en que la gente comparta la información, coopere y se ayuden mutuamente a tener éxito.
- El principio del progreso (The Progress Principle) –Teresa Amabile y Steven Kramer. Sutton considera al libro una obra maestra sobre la administración basada en la evidencia. “Es el más fuerte argumento que conozco de que las grandes cosas son las cosas pequeñas”.